Leyenda


Hachiko: La Leyenda
                  
                     Una historia real

En 1924, Hachiko fue a Tokio por su dueño, Hidesamuro Ueno, un profesor del departamento de agrícola en la Universidad de Tokio. A lo largo de su vida con el amo, Hachiko le despedía de tren de Shibuya, próxima al hogar de Parke. Ambos siguieron con esa rutina diaria hasta mayo de 1925, cuando, una tarde, Ueno no regresó en el tren habitual. Aquel día, el profesor había sufrido una apoplejía en la universidad. Había fenecido y jamás regresó a la estación de tren, donde su amigo estaba esperándole.

            Tras la muerte de su amo, Hachiko fue regalado, sin embargo, se escapaba sistemáticamente para presentarse una vez y otra  en su antiguo hogar. Pasado un tiempo Hachi aparentemente dio muestra de comprender que el profesor Ueno ya no vivía en la casa. De tal modo que comenzó a buscarle en la estación de tren, a donde le había acompañado en tantas ocasiones. Cada día, Hachiko estuvo esperando el regreso de Ueno.  Y cada día no veía a su amigo entre los pasajeros de la estación que regresaban de sus trabajos.

              La permanente imagen de Hachiko en la estación de tren atrajo la atención de los pasajeros. Muchas de las personas que frecuentaban la estación de tren Shibuya habían visto juntos cada día a Hachi y al profesor Ueno. Dándose cuenta de que Hachiko permanecía en vigilia por su difunto amo sintieron conmoverse. En su espera, Hachi era obsequiado con detalles diversos y comida para nutrirlo durante su espera.

             Así estuvo durante 10 años, en los que Hachi solo aparecía al atardecer, precisamente cuando el tren estaba previsto llegada a la estación
Aquel mismo año, uno de los antiguos alumnos de Ueno que se había convertido en algo así como un experto en Akitas vio al perro en la estación y le seguí a la casa, donde se enteró de la historia acerca de la vida de Hachiko. Pero tiempo después de este encuentro, aquel antiguo alumno público un documentado censo de los Akitas de Japón, Su investigacion le llevo al dato de la existencia de solo 30 Akitas de pura  raza, entre ellos Hachiko en la estación de Shibuya.

           Aquel antiguo alumno de Ueno regresó con frecuencia a la casa del profesor para visitar al perro y con los años, publico varios artículos acerca de la increíble fidelidad de Hachiko. En 1932, uno de esos artículos, publicado en el más importante periódico de Tokio, hizo que aquel perro atrajera la atención internacional. Hachiko se co0nvertio en una celebridad nacional. La fidelidad a la memoria de su amo impresiono a la gente de Japón, que la entendió dentro de su espíritu de lealtad a la familia que todos deberían esforzarse por lograr. Profesores y padres usaron la vigilia de Hachiko como ejemplo que todos los hijos debieran imitar. Un artista japonés de renombre hizo una escultura del perro y a través de todo el país se generó una nueva conciencia en torno a la crianza de los Akitas.
En abril de 1934, una estatua de bronce de gran parecido se erigió en la estación de Shibuya, y el mismísimo Hachiko estuvo presente en la inauguración. Hachiko murió el 8 de marzo de  1935. La estatua se recibió como contribución para la guerra durante la segunda guerra mundial. Tras la conflagración, Hachiko no fue olvidado. En 1948, la Sociedad para la recreación de la estatua  de Hachiko encargo a Takeshi Ando, hijo del primer artista, quien había ya fenecido, que creara una segunda estatua. La nueva obra, erigida en agosto de 1948, todavía permanece y es un punto de recibió el nombre de “Hachiko-guchi”, que significa “Acceso Hachiko”, y es uno de los cinco puertas de la estación Shibuya Station.

                Una estatua de característica está en la ciudad natal de Hachiko, delante de la estación Odate  Station. En 2004, ante el Museo del perro Akita de Odate, se levantó una nueva estatua de Hachiko sobre el pedestal de piedra original de estaba en la estación de shibuya